La voz ¨República¨ define políticamente a todo Estado que
no sea monárquico, y su diferencia básica la constituye la decisión civil de
asumir el sistema basado en el derecho ciudadano para elegir la autoridad
representativa de la nación, en contraposición al derecho divino
que identificaba las monarquías teocráticas. Al vigorizarse la conciencia de
patria, Venezuela, hasta entonces sumisa colonia monárquica, decidió
constituirse en República, una e indivisible desde el 5 de Julio de 1811 hasta
nuestros días - toda “refundación es espuria - a pesar de su transitoria
y obligada incorporación a la federación de repúblicas que constituyó la
llamada, por los historiadores, Gran Colombia. Y para honrar la voluntad
expresada por líderes civiles, no por militares, en el Acta de la Independencia,
Fe de Vida de la Nación Venezolana – y su primera constitución - libró una
guerra comandada por civiles asimilados a la estructura militar, contra
el imperio ultramarino dominante, que duró diez años y costó cerca de 300.000
vidas.
Para que exista la República es
fundamental la educación
Es
importante destacar, después de su definición, que para desarrollar
una república, es decir, el paso inmediato posterior al de asumir una
nación la potestad del derecho ciudadano frente al derecho divino, es
imperativo que el Estado decrete y asuma la educación, en todos sus
niveles, como un derecho gratuito y obligatorio.
Porque
la educación permite a cualquier ciudadano “hijo de vecino” la igualdad de
oportunidades para acceder al ejercicio legal de la autoridad, frente a
la herencia o al poder económico. Esto es fundamental entenderlo, porque la
educación gratuita y obligatoria, incluido su nivel universitario, es la única
posibilidad que tiene la República de generar movilidad social, económica
y política para su sustento, además, la educación eliminó la lucha de
clases comunistas.
Sin
educación gratuita y obligatoria, financiada por el Estado, se reduce la
posibilidad del ejercicio de la autoridad por el pueblo, con lo que la igualdad
de oportunidades desaparece y se crean clases dominantes basadas en premisas
ajenas a la concepción republicana. Por
ello es imperativo detener cualquier intento privatizador de la educación
superior, porque su gratuidad es un fin supremo para la existencia de la República.
En
Venezuela fue el 27 de Junio de 1870 cuando, bajo el gobierno de Guzmán Blanco,
se promulgó la Ley que establecía este derecho fundamental para la nación. Este
decreto, la obra máxima de Guzmán Blanco, que
fue dictado apenas dos meses después de llegar al poder, antecedió a su
equivalente francés por más de 10 años, pues la educación primaria en Francia
se hizo gratuita en 1881, y obligatoria y laica en 1882, durante la III
República.
República y democracia son sinónimos en el
mundo de hoy
La democracia
tiene pocos siglos de consolidada en la mayoría de los países del mundo, y en
América Latina es todavía primitiva, por ello, aún en los políticos más cultos,
se ha confundido democracia con “gobierno en democracia”, y la ineptitud,
cleptocracia, barraganía, autocracia o ineficacia de éstos, ha contaminado el
concepto de democracia creando en el pueblo afectado un rechazo hacia lo que en
realidad significa su única posibilidad de acceder al progreso por el
desarrollo integral del individuo, ya que toda forma de desarrollo gregario o
comunista ha fracasado estrepitosamente en el planeta, y con la mayor miseria a
pesar del inmenso costo en tiempo vital y vidas humanas despilfarradas, cuyo
ejemplo más palpable por lo inmediato, lo tenemos en la Venezuela de hoy,
sumida en la ruina y el desorden por haber obviado la enseñanza de los valores
democráticos en la masa poblacional.
Permitiendo que la
definición tradicional de democracia, por la premisa de Montesquieu, como
“gobierno del pueblo”, sirviera como fachada para cualquier andamiaje tiránico
sustentado por una muchedumbre desinformada, seducida por la promesa de dormir
comida. La definición académica no se aleja mucho de esta primera referencia y
sostiene que la democracia es un “régimen político en el cual la soberanía
pertenece al conjunto de los ciudadanos sin distinción, es decir, al pueblo”, y
la divide en representativa, autoritaria y social, a las que se suma ahora en
Venezuela, otra adjetivación divisoria impráctica, la “participativa”.
La frase “régimen
político” con la que se inicia esta última definición refiere a “conjunto
de reglas o normas” es decir “sistema”. Y desde este punto adelantamos una
definición acorde con nuestras realidades y esperanzas, y sustentada en el
enunciado de Bolívar, y coincidente en fondo y forma con la Carta Democrática
suscrita de manera unánime por todos los miembros de la OEA:
Democracia es
el sistema político, cuyos gobiernos están sujetos a las normas
constitucionales establecidas por la ciudadanía en el libre ejercicio de su
soberanía, que profesa y garantiza el respeto a los derechos fundamentales y
naturales de la persona humana y en particular a la libertad política, civil y
personal, mediante la separación autonómica de los poderes ejecutivo,
legislativo y judicial, y consagrado a producir la mayor suma de felicidad
posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad
política.
Preferimos el
término “ciudadanía” en lugar de pueblo, porque un país está integrado por
ciudadanos, es decir, sujetos de derechos, conscientes de su condición de
hombres y mujeres libres y responsables de las consecuencias de sus actos. La
representantividad en este caso no define una forma de democracia sino que es
la manera con la que la ciudadanía participa, por interpuesta institución, en
la supervisión de los actos del gobierno elegido. Esta definición elimina
adjetivaciones a la democracia, Es democracia, y punto. Continuará.
Rafael Marrón González
0 comentarios:
Publicar un comentario