Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

5 de octubre de 2014

SOCIALCOMUNISMO SIGLO XXI



Escucho a mi apreciada diputada Liliana Hernández expresar en una entrevista con César Miguel Rondón, que “si este gobierno fuera socialista ella lo apoyaría”, pero que no, que es capitalismo de Estado. Y me quedo como siempre me he quedado en este país político en el cual quien no es socialista es guate`perro, estupefacto. Por eso es tan difícil construir una mayoría opositora ofreciendo lo mismo pero con distinto cachimbo. Y además, en el poder, todo socialismo/comunismo – lo dijo Fidel: socialismo es comunismo -  deriva en capitalismo de Estado y punto.

¿O no es por definición el socialismo/comunismo la estatización de los medios de producción económica, la abolición, o subalternización a los intereses del Estado, de la propiedad privada y la preeminencia de la masa – “femenina y estúpida”, como la calificara Hitler -  sobre el individuo? Hasta que no tomemos el toro por los cachos y, sin eufemismos galantes ni temor a nombrar la soga en casa del ahorcado, le hablemos con la verdad lacerante a ese pueblo confundido, explicándole que el socialismo real es esclavitud y que la única manera de salir de abajo es trabajando, bajo un sistema político de amplias libertades que respete el derecho del hombre a disfrutar el fruto de su trabajo y a obtener la debida recompensa por su esfuerzo. Y, sobre todo, a ascender en la vida por mérito propio, que es la aspiración máxima de todo hombre libre, y que son los inservibles con aspiraciones burguesas, quienes buscan desesperadamente ese mismo ascenso, al que jamás accederían por sus incapacidades innatas, a través de la incondicionalidad rastrera al poder abusivo.

Por eso es importante que el pueblo aprenda a sacar sus propias conclusiones al comparar el discurso oficial con la realidad y con sus auténticas aspiraciones, que, por supuesto, no pueden ser convertirse en parásito del Estado. Así, se espantaría cualquier hombre del pueblo al escuchar a Maduro, tratando de sobarle el lomo a Rafael Ramírez, decir que este “libró a PDVSA de la meritocracia”, lo que va a contrapelo de las aspiraciones personales de cualquier individuo. Y hablando de Rafael Ramírez, me pregunto qué encontraría Maduro contra este todopoderoso oligarca uña en el rabo para lograr sacarlo de la presidencia de la única industria del país y confinarlo a una oscura cancillería tercermundista, donde el único aliciente es echarse palos de cocuy en los saraos de los chulos bananeros que exprimen las finanzas nacionales. Ni el extinto, con todo su inmenso poder, logró esa hazaña. Algo sigue oliendo a podrido en la comarca psuviana.

Este gobierno sí es socialista

Así que, sin la menor duda al respecto, este gobierno, presidido por el señor Maduro, sí es socialista, y por eso, como todo socialismo real, es decir socialcomunismo, es, por imperativo de su esencia, militarista y como tienen financiamiento petrolero, entonces tenemos un “petrosocialcomunismo militarista”, cuyo apelativo mediático, diplomático, es “Socialismo siglo XXI”, cuyo menú operativo se basa en el centralismo exacerbado, salvaje capitalismo de Estado – el comunismo es capitalismo de Estado, aunque no todo capitalismo de Estado es comunismo - limitación a la propiedad privada, intervencionismo gubernamental en el aparato productivo, sustitución paulatina de la empresa privada nacional por transnacionales – chinas, rusas, bielorrusas e iraníes - que no se meten en política, destrucción de la formalidad institucional de la república disfrazada de misiones electoreras, educación ideologizante, sacrificio del individuo por la masa, patronalización del movimiento sindical en las empresas y entidades del Estado, control de las protestas sociales por el sistema represivo cubano, estatización de la cadena alimentaria, leyes expresas para la  criminalización  de la disidencia, parasitismo social para atar la voluntad del pueblo a la riqueza del gobierno, entre otros elementos como la regulación de la libertad de expresión y de alimentación.

Frente a esto no ha surgido ninguna propuesta que lo sustituya, por el supuesto apoyo popular, masivo, que el asistencialismo ha logrado en las comunidades más empobrecidas del país bajo la premisa de la sumisión por la subsistencia. Los líderes emergentes y los tradicionales se encuentran atrapados en una profunda contradicción, unos por no abandonar antiguas posiciones ideológicas, a pesar de su manifiesto fracaso, y otros por seguirle la corriente al pueblo que todavía no ha percibido el desastre económico que significa la improductividad inducida que lo convierte en parásito.

Pueblo confundido es mono con hojilla

Aunque las encuestas, reflejan un alto rechazo al modelo cubano y, por ende, al socialismo, el gobierno insiste en que el pueblo decidió apoyar un régimen comunista en Venezuela. No entiendo para qué necesita una nación petrolera como la nuestra, un sistema político diseñado para la repartición equitativa de la miseria, sino para crear las condiciones legales necesarias para imponer la permanencia en el poder de un reducido grupo de iniciados jefaturados desde el Más Allá por un santón eternizado, sentado sobre una almohada de petrodólares asentada sobre un montón de bayonetas.

Por eso la fuerza del SS- XXI, es el militarismo. Todo su poder se concentra en los petrodólares, en la Fuerza Armada y en los llamados colectivos paramilitares. Mientras este gobierno tenga a su discrecional voluntad los primeros, ya escasos,  tendrá lo segundo. Y algo de pueblo. Ya no mucho, porque por privilegiar la regaladera que lo mantendrá en el poder indefinidamente, según sus húmedas aspiraciones, e invertir en la exportación de la revolución castrista en los países depauperados de América Latina, para retar a los Estados Unidos, ha descuidado la inversión en los grandes problemas nacionales que están llegando al nivel desesperante de todos los socialismo que en el mundo han sido. Sale pa´llá.


Rafael Marrón González

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