Un “borrego” cubano, enviado para supervisar la gestión de
su pitcher designado, tuvo la desfachatez de declarar que Venezuela era “tierra
fértil para el socialismo”, es decir para la extrema pobreza y degradación
humana que sufre la infeliz isla de Cuba, cuya población ha sido reducida en su
dignidad hasta el más abyecto parasitismo, evidenciado en las últimas
emigraciones a los Estados Unidos que han exigido los devuelvan al mal de la
felicidad tan pronto pasa la euforia del éxito de la peligrosa travesía y se
percatan de que deben trabajar para vivir, prefieren una cárcel en Cuba que un
empleo en la libertad. Y me pregunto, si el socialismo es miseria para todos,
según palabras del propio Fidel Castro, ¿por qué Venezuela es, entonces,
“tierra fértil” para esta maldición que llevó a Cuba a la ruina más espantosa?
Ese es un insulto intolerable para cualquier hombre libre, pues con ese
eufemismo “tierra fértil” este prepotente ex asistente del homicida Che
Guevara, quiere significar que nuestro país está poblado por una masa
ignorante, floja y sinvergüenza que anhela la esclavitud política con tal de
evitar la responsabilidad por el sustento propio y el de su familia.
Y lo más
vergonzoso es comprobar que sí, que al tipejo no le falta razón, pues existe un
elevado porcentaje de venezolanos, producto de la reproducción irresponsable,
que están prestos a convertirse en tierra fértil para el socialismo, que para
ellos es pasar doce horas en una cola para adquirir una bombona de gas o algún
kilo de cesta básica que luego revenden con pingües beneficios, que llegan
hasta los 25.000 Bsf semanales. Y nadie los monta en un avión y se los lleva
para Cuba para que conozcan en carne y hueso el socialismo de verdad, el que
tapa la factura petrolera gringa.
Tierra feraz es Venezuela….
Venezuela sí es tierra fértil, pero para
el progreso colectivo por el desarrollo de las potencialidades de sus
ciudadanos, debidamente despiojados de toda forma de parasitismo dependiente.
Individuo y libertad es la fórmula del progreso colectivo. La colosal fortuna
lanzada al albañal por esta irresponsabilidad enloquecida que lleva dieciséis
años en el poder, bien hubiera servido para construir una formidable plataforma
autosustentable para acoger la pobreza en tránsito y ofrecerle una posibilidad
cierta de movilidad social.
Porque, estemos claros, dentro de ese
amplio espectro que llamamos “la pobreza” hay de todo, desde los que ejercen la
pobreza como rentable oficio libre de impuestos y responsabilidades, hasta los
que no les da la gana salir de la pobreza porque disfrutan la dependencia que
les prodiga la aduldolescencia, de
estos últimos especímenes se nutre el socialismo para imponer por las armas de
la represión sus designios sobre una nación, para reducirla a la esclavitud,
bajo el subterfugio de la soberanía popular.
Por ello he sostenido la necesidad de hablar claro
al pueblo verdadero, el que sale todos los días a trabajar de sol a sol,
presentándole los hechos con argumentación histórica precisa, sin la necia
urbanidad que distorsiona la verdad, pues el discurso socialcomunista, que así
deberíamos llamarlo para cortar por lo sano con el criminal engaño socialista,
es seductor y ofrece al pueblo un paraíso terrenal sin explicarle que
para acceder a él hay que morir políticamente exactamente como hay que morir
físicamente para llegar al paraíso de las religiones, lo que nos permite
deducir que sólo la muerte dispensa felicidad sin trabajar por lo que aquí en
la vida terrenal hay que comprometerse con el trabajo, el estudio y la
responsabilidad para edificar nuestros ideales contando con la indispensable
garantía de la propiedad privada, el respeto al libre albedrío y la
libertad para el desarrollo de la personalidad de cada individuo que en su
conjunto conforma sociedad y genera progreso.
La verdad nos hará libres
El
más grave problema que confrontamos los liberales es que el discurso romántico
y pobrecitista de la izquierda, flota incontaminado por encima de los cien
millones de muertos y de las atrocidades que los socialistas y comunistas han
cometido antes de fracasar estrepitosamente y convertirse en capitalistas. Y es
que ese discurso atrapa especialmente a la juventud que no ha incursionado
críticamente en la historia - "si uno conoce a un izquierdista
muy viejo es porque debe estar con problemas", Luis Inacio Lula da Silva.
Por
eso es tan importante llevar a nuestra juventud, de todas las edades, la verdad
resultante de comparar el discurso romántico contra la injusticia inspirada en
Robin Hood, y la realidad de un siglo de crueldades de este perverso sistema
ideológico enemigo de la libertad, del individuo y de la democracia. Han sido
tan horrendos y tan profusos los crímenes contra la humanidad que han cometido
los regímenes socialcomunistas que en el mundo han tenido la desgracia de
imponerse sobre sus pueblos, que los seguidores de esta antinatural corriente
política reaccionan definiéndolos con el derivado de los líderes que dirigieron
y dirigen esos gobiernos olvidando que un gobierno es una estructura de poder,
y así, en Cuba hay “fidelismo” no socialismo; en Corea del Norte es
“polpotismo”, en la Unión Soviética hubo estalinismo, no socialismo ni
comunismo, porque el comunismo es “una utopía” me corrige un criminal potencial
afilando la daga de degollar hombres libres.
La
realidad del socialismo es tan espantosa que ahora, por seguir en su terquedad
de no reconocer que se equivocaron, que el socialismo es criminal y ladrón en
lo político y ruinoso en lo económico, que inventaron un modelo paniaguado para
estafar bocabiertas que mientan “socialismo democrático”, que no es otra cosa
que socialdemocracia, que a su vez no es más que democracia liberal con
filantropía oficial. Sale pa´llá.
Rafael
Marrón González
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